El cáncer para la familia es como cuando tienes un ser querido en el extranjero y te visita de cuando en vez, asi es nuestra relación. Pues nada ya lo volvemos a tener entre nosotros, la misma cantinela, los mismos viajes y seguramente los mismos desenlaces.
El 14 de agosto aparte de ser el cumpleaños de Pitugrú y el aniversario de bodas de mis suegros, ahora también es la fecha que nos confirmaron que el invitado llegó, ya está aquí, ya esta dentro.
Tía, tío, padre, madre, tío y tío así es el orden desde que empezaron las visitas, ahora cuando pensábamos que nos dejaría hasta llegar a la media de los anteriores, cada vez nos visita antes, no da tregua el puto cáncer.
Días pasados uno de mis hermanos me comenta si lo acompañó al hospital ya que tiene que hacer una prueba, la prueba deriva en pruebas y la visita termina en una hospitalización de siete días. Le dan el alta y que cuando tengan los resultados lo llamarían. Aún no lo dejo en casa y ya lo citan para el especialista, oncología.
Este hermano mío, en el aspecto de enfermedades tuvo bien poca suerte, su historial clínico, si no fuese en digital, tendría una enciclopedia por fascículos, desde pequeño le pasó de todo y ahora esto.
Ya en la consulta del día de autos, el mismo sitio la misma sala los mismos asiento, la misma incertidumbre para la espera. Poca gente, se les nota que no es la primera visita, pero todos venimos a lo mismo. El tiempo de espera como siempre, no cambia el protocolo. Sale la enfermera, preguntando quien es el elegido, es para pesar y medir, en unos minutos le atiende la Dra. En este tiempo le comento que entre solo, ya que tiempo atrás en otra de las muchas visitas que realizó a médicos antes de entrar me dijo «no se te ocurra entrar conmigo», me contesta: «no, prefiero que entres y me acompañes». Acto seguido lo llaman y entramos, pregunta quién es paciente y que relación tiene el acompañante, a lo cual dice «mi hermano no tengo más familia».
Dra. joven, afable y directa, si sabe algo de lo que tiene, no, solo que tengo un dolor muy intenso a la altura de la cadera, pero al estar aquí bueno no será, «tiene un tumor en el pulmón y en el aparato digestivo, no es curable, podemos hacer un tratamiento para que se retrase», a la par bajamos la cara mirando al suelo y reinó el silencio en la sala. Y si no quisiera nada de tratamiento, ya que lo conozco y sé cómo termina, cuánto tiempo podré aguantar, «no creo que lleguemos al año….», más silencio en la sala.
Como dice la Dra. «esto no es como antes, se adelantó mucho en unos años, tienes que intentarlo». Si pero, tiene fecha de caducidad, ánimos le doy pero la toalla la tiró.
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Etiquetas: cáncer, enfermedad