La radio es una compañera muy buena para ayudarte a pasar las horas, bien sea en el trabajo de viaje o en casa, los que por unas cosas o otras las horas de sueño no son muchas, la mayor parte de la noche la pasamos escuchando las emisoras de radio, no suelo ser de emisora única me gusta cambiar el dial cada pocos días por lo que suelo conocer la programación de casi todas las emisoras que recibo la frecuencia en casa.
El programa de la otra noche consistía en los recuerdos que traían las canciones, los oyentes que llamaban nombraban una canción y contaba alguna anécdota o celebración que tuvieran con la canción.
El programa era a nivel nacional, llamaron de todas partes. El extremeño que salió de su pueblo a estudiar a Madrid, su recuerdo era El Muro de Pink Floyd. Una hija se acordaba de su madre, con Las Palmeras, de un pueblo de Cuenca, cuando iba al lavadero municipal, también el gallego con El Emigrante, que en los años 50 cogió el barco en Vigo para ir a la emigración hoy ya de vuelta en su tierra ó El Huracan de Bob Dylan, que escuchaba todos los días el hermano de un oyente, vivió muy deprisa y hoy no está entre nosotros comentaba.
Así fueron las tres horas del programa con anécdotas y canciones pero la mas me gusto fue el relato de una señora gallega, que en los años 70 fue con sus padres a ver a su tío en Argentina, un emigrante que se marchara diez años antes, allí fueron a un concierto de Julio Iglesias que daba en un campo de fútbol, cuando empezó con Un canto a Galicia, contaba la sobrina que su tío empezó a llorar y no daba parado, le contagio a su padre y siguió mamá, ella también lloro, porque los vio a todos llorar, no sabía el porqué de tantas lagrimas, este relato lo contó llorando ya que cada vez que escucha Un canto a Galicia se le viene a la memoria lo que le dijo su padre para explicarle el porqué de los lloros, tu tío nunca volverá a Galicia, así fue, falleció hace cinco años en Argentina
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